miércoles, 9 de agosto de 2017

BALI, PRIMERA TOMA DE CONTACTO: UBUD

Hemos empezado a seleccionar las fotos de los tres días de excursiones que hicimos en Bali con el guía-taxista, que ya os comenté. Pero antes de empezar, os quería enseñar las fotos del primer hotel en el que estuvimos alojados y algunas imágenes de ratos que pasamos por Ubud.



En mi libreta anoté:

Piedra y verdín, suelos irregulares salpicados de flores blancas caídas azarosamente, flores de intenso aroma que perfuman las calles, que adornan y alegran, y en la oscuridad son como guiños de luz. 

Estatuas y ofrendas. Gallos y gallinas campando a su aire, perros desgreñados. Escobas de rastrojos.

Campos de arroz, agua y verde hierba, barro, libélulas. Espantapájaros.

El imperio de las monodosis: de champú, de gel, de todo tipo de cremas, de bebidas, de galletas...

Complejos vitamínicos, leche en polvo. Todo en polvo. 

Brochetas de pescado, de pollo, de tofu. Buñuelos de plátano, cualquier cosa con plátano. Pollo con arroz.

Zumo de sandía, melón, plátano, piña, papaya...

La invasión de las motos. Caos en la carretera: Quien pita primero pasa. Cinturón de seguridad: bonito adorno, sillita de niños: ¿qué es eso?

Blusas de encaje y cinturones ceñidos para ellas, pañuelito atado a la frente para ellos.

Fumadores compulsivos.





El Hotel Chili Cottage se encuentra en la ciudad de Ubud, al lado de un bosque con monos muy frecuentado por turistas (no seré yo una de ellos). Estuvimos en una villa con piscina propia, cocina y zona de terracita exterior, baño muy completo con ducha y enorme bañera. El lugar es precioso, muy exótico, muy balinés: flores, agua, peces, vegetación frondosa, madera... La piscina comunitaria con hamacas muy confortables, la zona de desayuno y comidas amplia, fresca, muy agradable. 



En general perfecto todo, pero encontramos algunos defectillos: muy pocas toallas, creo que el hotel en el que menos toallas hemos tenido, y eso lo hace bastante incómodo, al verdad. Muy poca luz, sobretodo en el baño, ni de día ni de noche fui capaz de verme medio bien la cara. En cuanto al desayuno, es a la carta, con dos opciones, el occidental y el balinés. Hubiese agradecido algún pequeño cambio , no todos los días exactamente igual.






El primer día comimos cerca del hotel, eso después de andar muchísimo y no encontrar ninguna zona de bares frecuentados por gente local. La comida no estaba mal y los zumos estaban muy ricos, pero nada que ver con lo que andábamos buscando.


Mother
Por suerte, el segundo día encontramos una joyita gastronómica, muy guiri sí, pero con una propuesta culinaria deliciosa y atrevida.






Para ver las fotos bonitas tendréis que esperar un poco más... las bellezas de Bali se están haciendo de rogar.

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