sábado, 10 de febrero de 2018

BAJA POR VIRUS MALIGNO

Con los brazos de la fiebre
que aún abarcan mi frente
lo he pensado mejor.
Y desataré las serpientes de la vanidad.
El paraíso es escuchar,
el miedo es un ladrón
al que no guardo rencor
y el dolor es un ensayo de la muerte.

En la piel de una gota
mis alas volvieron rotas.
Y entre otras cosas
ya no escriven con tinta de luz.

En brazos de la fiebre 
(1995, Avalancha)
Héroes de Silencio

Pequeña sanadora de grandes males
Soy muy mala enferma. Aún sin poder ni levantarme de la cama (sin caer mareada) quisiera hacer cosas. Mi eterno problema: querer hacer sin parar. Dice Miguel que eso me va a matar, bien bien así no lo dice, tiene una explicación bastante larga y ahora no me veo con fuerzas de entrar en eso.

Si algo tiene la fiebre es que me hace soñar cosas absurdas y eso al menos me divierte. El primer sueño que recuerdo fue de después de dos días a base de suero y sin probar bocado. Soñé que un familiar venía a visitarme y me traía muchas cajas de cereales de desayuno, ¡y recuerdo exactamente cuales eran! Choco Krispies, Corn Flakes, Miel Pops, Golden Grahams, bueno y otras que, por lo visto, ya he olvidado. Los sueños o los escribes de inmediato o se esfuman de nuevo sin previo aviso. 

Me encanta lo que sucede en mi cabeza cuando la parte lógica y racional baja la guardia y se deja seducir por el loco inconsciente, ¡ay los sueños! Allí donde nada es lo que parece... Porque el familiar que me vino a visitar es a la última persona a quien esperaría ver, aunque no es del todo imposible, pero en fin... Y... ¿¡Cereales?! ¡Hace siglos que no como cereales! Por lo menos mi inconsciente recuerda los que me gustan.

Pero hay algo que me saca de quicio y me sucede a menudo, es el hecho de que en medio de un sueño me cambien a los personajes. ¿No os ha pasado con alguna serie, de esas eternas, que cuando algún actor la dejaba ponían a otro con el mismo peinado queriéndote hacer creer que era la misma persona? Como poco me sentía estafada! Pues en mis sueños pasa algo similar: sufren mutaciones que provoca que les cambie la cara, de pronto son otra persona..., no hay manera de acabar un sueño con los mismos protas. ¡Si al menos no lo notara!

Me he dado cuenta de que llevo años poniéndome mala por Carnaval. El primero que recuerdo ya estaba disfrazada de las mil y una noches, mi madre se había tomado la molestia de coser varios disfraces, en una época en la que no disponía de nada de tiempo libre, cuando tuve que aceptar que no podía con mi alma. Y faltar ese día al trabajo sabía que era un fastidio para mis compañeros, por eso lo intenté tomándome lo más fuerte que había en nuestro botiquín, pero ni con esas... Otro año, llevábamos meses preparando los disfraces con un grupo de amigos, llega la hora y me pongo el disfraz, pero ya no me encontraba muy bien... me tumbé en el sofá y sé que fueron viniendo nuestros amigos disfrazados y yo no podía moverme del sofá, ¡estaba fatal! 

Mi relación con el dolor es complicada, porque no es solo física, me afecta mucho a nivel emocional. Cada vez que siento un dolor fuerte me vienen a la mente imágenes tremendas, es como un fin del mundo particular. Podría decir que no sé afrontar el dolor... Escribirlo me ayuda a quitarle hierro, escribir es mi mejor terapia, mi cura más eficaz. Por eso hoy, aunque me quede sin disfraz me queda la escritura.

Juno, calma y terremoto, me cuida a su manera


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